miércoles, 23 de junio de 2010

ANDONI & COMPUTER I - EL VIAJE DE ANDONI

Érase una vez, en un país del más allá, un niño sin más que se llamaba Andoni. Tenía ocho hermanos y era el menor y al que menos caso hacían. Sus padres se acordaban de él para reñirle. Un día no pudo más y les dijo:
-Me voy de casa, pero volveré cuando sea rico.
Todos se rieron y gritaron al unísono.
-¡Ja, ja! ¡Tú, ¿rico?!
Entonces, se fue a su alcoba; cogió sus ropas, algo de comida y su parte de la herencia. Y se fue.
Estuvo caminando tres días y tres noches y al final llegó a su destino: Vahara.
La ciudad tenía unas torres altas, con cúpulas redondas. Las calles tenían baldosas multicolores. Los edificios, todos a la misma altura, tenían un color rojizo. Había muchos mercados de fruta, verduras, carne. La gente llevaba ocluís en la cabeza. Si no sabéis lo que son los ocluís, os lo digo: es un gorro con dos cuernos hacia abajo que se lleva en la cabeza. Para ellos esa era su ropa habitual, desde verano hasta invierno. Andoni se fue a la tienda de información y dijo:
-Busco un mapa del país.
El dependiente le dió un mapa y Andoni se fue. Él quería ir a Váhala, la ciudad de los sueños. Fue a la estación, y pidió un sitio para la próxima caravana a Váhala. La caravana salía a las 12:00 del día 20. Todavía le quedaban dos días para partir y podía hacer algo mientras. Entonces decidió ir a visitar a su tía Tonga, que vivía en un pueblo cercano llamado Acony a dos horas de Vahara. Se puso en camino al instante; no obstante, se pasó antes por el mercado para comprar algo de comida y bebida para el viaje.
Y entonces partió a Acony. A él no le habían dicho que ese camino estaba plagado de Chonis, unos monstruos que robaban a los que pasaban, por eso, no tenía ningún arma para defenderse. Pero él siguió el camino tranquilamente, sin preocuparse por nada. Solo pensando en cuándo se encontraría con su tía. Avanzó las dos horas sin pararse, no estaba cansado por la emoción de ir a visitar a su tía. Hacía diez años que no la veía porque sus padres le dejaban en casa cuando iban a verla. Cuando estaba a punto de llegar se encontró con unos quince monstruos en medio del camino:
-Hola, ¿puedo hacer algo por vosotros?-Preguntó Andoni.
-Sí-contestó el Choni- Dame toda tu fortuna o morirás.
Andoni estaba muy asustado, no sabía qué hacer, ese era el único dinero que tenía. Se negó y entonces los Choni fueron a por él. Cogieron unos palos y se le acercaron. Cuando Andoni creyó que iba a morir, lo veía todo sombrío, pero de repente vio una luz y se desmayó.
Cuando abrió los ojos vio a un individuo que no le sonaba de nada. Él era…
(Continuará…)
Nos os perdáis la próxima aventura:
ANDONI & COMPUTER II
EL VIAJE A LA CIUDAD DE LOS SUEÑOS

lunes, 21 de junio de 2010

CIGÜEÑA ROMPE PARACAÍDAS

Pedro iba volando en su nuevo paracaídas, cuando una cigüeña se enredo con él y cayeron en picado a su nido.
Ayer a las seis , Pedro estaba volando en su nuevo paracaídas. Pero de pronto una cigüeña apareció entre las nubes y se enrredo en el paracaídas; con tantos picotazos el paracaídas se rompió y Pedro y la cigüeña cayeron en picado a su nido.
Los veterinarios han examinado a la cigüeña y dicen que es miope y que confundió a Pedro con una de sus crías.
Esto ocurrió en la iglesia de Villamuriel de Cerrato.

LARA AZPELETA

UN PILOTO ATERRIZA EN EL CAMPANARIO DE VILLAMANDOS


El pasado lunes 21 de junio un piloto aterrizó accidentalmente en el campanario de Villamandos de la Vega, un pueblo de León con pocos habitantes

El lunes pasado, a las 12:30 horas de la mañana, los vecinos del pueblo de Villamandos (León) oyeron un ruido atronador y salieron corriendo de sus casas para ver qué pasaba.
Un joven piloto de 25 años había aterrizado por accidente en el campanario de la iglesia. Al parecer había un fallo en el motor y el avión empezó a descender.
Por suerte no ha habido ningún herido. El avión no ha causado destrozos ya que se estrelló en un bosque cercano. El piloto sigue en el campanario con las cigüeñas porque se ha quedado enganchado y no le han podido bajar.
Alba González

Adios, colegio. Hola, verano

Querido diario:

Hoy he estado jugando con mis amigos en el parque y todos están deseando que se acabe el colegio. Yo no tanto porque no podré verlos por lo menos a algunos.
¡No me puedo imaginar el verano sin mis amigos! Lo bueno es que veré a algunos de ellos en el campamento del colegio. Pero las vacaciones no serán lo mismo sin el silbato que nos avisa de que el recreo se ha acabado, por mucho que nos guste el recreo, Y sin esa pizarra en la que hay escritas tantas explicaciones.
Bueno… ¡por lo menos no tendré que estudiar, y podré ir a la piscina! Pero supongo que tendré que repasar un poco para poder pasar al siguiente curso sin que se me olviden las multiplicaciones y sabiendo qué son el sujeto y el predicado.
Hasta otra.

Laura Álvarez Villegas.

EL SARGENTO MERMELADA

En un bonito país llamado el país del Buen Sabor, todos vivían felices, excepto en la ciudad Fosquito. Se cuenta que en la ciudad Fosquito toda la gente era malvada y también se dice que querían destruir el resto del país. En realidad era solo una leyenda, los mejores guerreros del mundo iban allí pero ninguno volvía.

Lo que el resto de habitantes del país del Buen Sabor no sabían era que la leyenda era cierta, y además también estaban consiguiendo miles de tropas junto a un arma secreta, un Fosquito gigante, con multitudes de armas muy peligrosas.

Mientras, en la ciudad Desayuno, un chico llamado Sargento Mermelada tenía una visión en la que había una gran luz diciéndole: “Avisa al país, la leyenda es cierta”.

El Sargento Mermelada hizo lo que la luz le dijo. Esa misma noche tuvo otra visión que le decía:
-Tenéis tres meses para prepararos, formar defensas conseguir tropas y recuerda estas palabras “si avaricia tienes tu país estará perdido”.

Al día siguiente, todo el país hizo lo que la luz le dijo al Sargento Mermelada.

Pasó el tiempo y sólo quedaba un día para la gran batalla, en ese momento llegó el arma secreta, un osito Aribo gigante. Entonces, el Sargento Mermelada tuvo otra visión. Esta vez la luz decía: “Debes infiltrarte en el Fosquito gigante y hallar su corazón, y después destruirlo”.

Llegó la hora de la gran batalla sabían que el osito Aribo no vencería al Fosquito pero esperaban que le mantuviese ocupado el tiempo suficiente para que el Sargento Mermelada destruyese su corazón.

El plan había empezado pero lo que el Sargento Mermelada no sabía era que un dragón dentro del Fosquito gigante no le dejaba entrar. Pero el Sargento Mermelada no se dio por vencido. El dragón le tiró una vez y otra vez al suelo, pero cuando el Fosquito gigante se movió, resbaló con la mermelada que había en el suelo. El Sargento Mermelada siguió y encontró el corazón del Fosquito gigante, pero en ese mismo momento el osito Aribo caía y el Sargento Mermelada tenía poco tiempo. Al lado del corazón vio unos 100.000 millones de euros. Él no era avaricioso, pero pensó en lo que ayudaría a los pobres con ese dinero. Se acordó de una cosa “si avaricia tienes tu país estará perdido”.

Entonces, simplemente golpeó el corazón y se destruyó. En ese momento la luz se hizo real y teletransportó al Sargento Mermelada donde estuviese a salvo. Entoces la luz le dijo:
-Has hecho bien, en agradecimiento te puedes quedar con todo el dinero.

El Sargento Mermelada se despidió de la luz y empleó el dinero para ayudar a los pobres.
Y así al mismo tiempo que salvó el país del Buen Sabor ayudó a los pobres.
Esta historia se sigue contando y se dice que los malvados algún día volverán.
David de Castro

viernes, 11 de junio de 2010

La historia de Gabriel

Un día estaba Gabriel caminando con sus padres por delante del parque. Iba hablando con sus padres cuando se oyó una explosión y todo se volvió gris. Cuando Gabriel abrió los ojos todo estaba en llamas, destruido, roto.
En cuanto se puso de pie, miró a los lados buscando a sus padres y no les vio. Entonces preguntó:
-¡¡Papá, mamá!! ¿dónde estáis?.
Vio a su padre a lo lejos, tumbado en el suelo, fue corriendo a socorrerle. Cuando estuvo lo bastante cerca, su padre se levantó dando tumbos y preguntó a Gabriel:
-¿Mamá dónde está?
-No lo sé. Dijo su padre todavía aturdido por lo que había pasado.
Entonces aparecieron ambulancias, bomberos y policías. A su padre se le llevaron a una ambulancia y a Gabriel a un coche de policía.
Gabriel se despertó al lado de su padre que también se despertó. Su padre le dijo ya aliviado:
-Tu madre está bien. La han llevado a la habitación de al lado, puedes verla.
Cuando entró en la habitación, abrazó bien fuerte a su madre. Se dio cuenta que le faltaba una mano. Pero a Gabriel le daba igual. Después de hablar un buen rato con su madre, salió de la habitación se sentó en un banco y se dijo a si mismo:
-Seguramente el señor que hizo esto se sentirá peor que yo por que yo sé que a nadie le gustan los malos.
Rafa Pepe