LA CHIFLADA VOLADORA
Érase una vez, un pueblo llamado Villaflor, se llamaba así porque tenía todo tipo de plantas y muchas zonas verdes. Esto ocurrió hace 5 años, en 2006.
En él vivía una chica de 12 años llamada Alys que siempre había soñado con volar, y un día quiso hacer realidad su sueño.
Como bien sabía que no podía hacerlo sola, llamó a su mejor amigo Spencer. Y él la quiso ayudar.
En primer lugar, ataron un nudo a una gran cometa verde y naranja, pero ese día no hacía viento y Alys quedó en ridículo (además de estrellarse).
Luego decidió que sería menos peligroso conducir una avioneta, pero lo fue. Mientras volaban sin sentido en ninguna dirección, puso tan nervioso a Spencer que cogió el paracaídas y mientras dijo” me piro, vampiro”, saltó. Mientras ella acababa con el negocio de empresa de su tía.
La gente empezó a pensar que estaba loca, y la llamaron “la chiflada”.
Lo había intentado todo, hasta se metió el secador en los pantalones.
Un día, mientras lloraba en la cama, pidió un deseo a la estrella azul, y cuando dormía con una gota temblando en la nariz, vino el hada azul y, con un solo toque de su varita, su lágrima desapareció, al cabo de unos segundos, el hada se desvaneció en el aire.
A la mañana siguiente se sintió muy extraña, y cuando se levantó… ¡le habían salido dos pequeñas alitas y un vestido precioso!
La gente que se había burlado de ella se disculpó; ayudó a mucha gente en apuros, se convirtió en una superheroína y al final recibió el apodo de la chiflada voladora.
“Y eso que mucha gente no cree en pedir deseos a las estrellas.”
Celia Zarzuelo 4ºB
