RECORDANDO A DELIBES


MI BICI Y YO              Lorena Martín  
Yo he tenido muchos momentos geniales con mi bici, sobretodo graciosos.  Cuando aprendí a montar en bicicleta era principios de verano y hacía un calor tremendo. Me aburría como una ostra y se me ocurrió coger la bici para ver que podía hacer con ella. Justo en el momento en el que me monté apareció mi abuelo y me dijo:
- ¿Qué haces?
-¿Yo? nada- dije con disimulo. 
-¿Quieres que te ayude a aprender a montar en bici?
-Me encantaría.
Tardé como unos diez minutos en aprender a montar.
 Recuerdo la primera vez que me caí. Fue el mismo día que aprendí a andar en bici. Cogí mal una curva y ¡pummmmm! a las plantas.

Una semana más tarde después de aprender,  hice una excursión con mi tía, con mi padre y con mi hermana (que iba montada  en la parte de atrás de la bici de mi padre) por el paseo  del canal. Media hora después estaba tan agotada que era capaz de tirarme al canal.
Al final tuvimos que marcharnos.

Un día estaba yo con una amiga y, como cerca de su casa había una pequeña plaza, decidimos andar un rato en bici. Echamos una carrera y ¡CATAPUN! ¡NOS HABÍAMOS CHOCADO ! Fuimos las dos al suelo.

Otro maravilloso día de verano volví a mi lugar preferido para andar en bicicleta: el paseo del canal. Yo para entonces sabía ponerme de pie, ir sin una mano, aguantar cuarenta segundos sin manos, ir en zig zag... Fui a tomar la curva para ir hacia el carril bici y... ¡pummm!, otra vez al suelo. Y  lo peor no era que la bici se me había caído encima y no me podía levantar, ni que tenía heridas en las rodillas, las cuales estaban sangrando ¡LO PEOR FUE QUE CASI METO LA CABEZA EN UNAS ZARZAS! 

De nuevo, un día de verano caluroso y aburrido 
La caída de Lorena en el porche de sus abuelos.
estaba tan tranquila andando en bici y no me percaté de que estaba el porche de la casa de mis abuelos en medio. Os podéis imaginar lo que pasó: la rueda de la bici quedó apoyada en el bordillo pero yo salí volando (literalmente) y caí de culo en el suelo. Pero como eran baldosas  y resbalaban fui deslizándome,
por la velocidad que llevaba, hasta el mismo borde y de nuevo:¡pumba! al suelo.

Y  de momento no recuerdo más cosas que deberían ser nombradas, la verdad. Así que, aquí acabo mi relato.

 Mi bici              Daniel Bernardo
Érase una vez en un pueblo llamado Matapozuelos donde aprendí a andar en bicicleta sin patines en el patio de la casa mi tía.
Me llevo mucho esfuerzo pero creo que mereció la pena. Eso me permitio ir al río a pescar, a bañarme, también ir a la via a ver pasar los trenes.
Pasado unos dias ya podia ir cada vez más lejos pero siempre con el permiso de mis padres. 
Pero llegó el invierno y ya no iriamos al pueblo hasta que lleguase el verano. La echaba de menos. Cuando llegó el verano corrí a por mi bici.   


ADORO MI BICICLETA                   Rafael González
Aprendí a andar en bicicleta a los 3 años como Miguel Delibes. Me enseñó mi padre. Tardé muy poco en aprender. Mi padre iba detrás y me iba riendo mucho. Cuando me quise dar cuenta, yo andaba solo y mi padre estaba ya a veinte metros.
Mi padre me ha comprado un casco negro con rayas rojas de BMX para no romperme los dientes y no marcarme más la cara.

Me gusta hacer acrobacias con la bici y saltar desde sitios altos con ella. Ir a la montaña me gusta mucho, porque hay rampas por donde puedo saltar y hacer piruetas. Siempre que mi padre puede, me lleva con la bici. Es uno de mis deportes favoritos.Mi bici es verde fluorescente, con los vinilos y el sillín blancos. Es una SCOTT, una bici de montaña, pero con el cuadro más bajo para hacer piruetas. Me he pegado unos piñazos muy fuertes. Por ello, la he tenido que arreglar unas cuantas veces. ¡Me encanta mi bicicleta!

Mi experiencia con la bicicleta          Alberto Hernández
Una foto de mi bici
A lo largo de mis once años he tenido varias bicicletas. Las dos primeras me las prestaron una amiga y una prima. Después utilicé la de mi hermana cuando me la dejaba. Por fín, el año pasado, me regalaron una por mi comunión. Desde entonces, he montado más que nunca y la mayoría de mis anécdotas me han sucedido con ella.
Un dibujo de mi bicicleta
Yo tenía siete años. Era un fin de semana que íbamos mi padre y yo paseando en bici, cuando decidimos bajar una calle con bastante pendiente. Mi padre, con una bicicleta más grande que la mía, bajaba a toda velocidad y yo quise seguirle con una bici mucho más pequeña. Empezó a vibrar la rueda delantera; me caí; me hice una herida en la barbilla y sangraba por encías y dientes. Luego tuve que estar un par de días sin comer nada duro. Menos mal que no me rompí ningún diente.
En otra ocasión, paseábamos en bici por el Canal de Castilla en dirección norte. De pronto, nos dimos cuenta que la rueda delantera de mi bici estaba perdiendo aire. Llegamos a la conclusión que estaba pinchada. Tuvimos que parar numerosas veces para inflar la rueda pinchada y así poder regresar a casa montados en bici.
Últimamente me gusta subir, siempre que puedo, al Cerro de las Contiendas. Las vistas son magníficas, se ve todo Valladolid. 
  

MI QUERIDA BICICLETA    Clara González
Esta es la bicicleta de Clara y la calle donde viven sus abuelos


Cuando tenía tres años me regalaron mi primera bicicleta.
Era de calor rojo, tenía una cesta atrás donde  guardaba mis juguetes mientras iba de paseo con la bicicleta.
Un día mi tía se animó y me enseñó a ir sin patines.
A mí me daba un poco de miedo al principio. Fui practicando,  mientras ella me agarraba por el sillín. Al día siguiente ya iba yo sola.
Solía andar 
en el pueblo por la calle donde viven mis abuelos.
Después, me llevaban de excursión con la bicicleta. Yo iba muy contenta con ella. Metía la merienda en la cesta. La tengo aún en el desván de la casa de mis abuelos.
Ahora tengo otra más grande. Es de montaña y sigo yendo de excursión.



Diversión sobre pedales     Sara  Casado

Un domingo de primavera me apetecía dar una vuelta junto a mi padre. Como habitualmente, iría en patines. Pero me di cuenta que también tenía una bicicleta nueva y bonita que me habían regalado por mi cumpleaños. Pero había un problema: no sabía montar en bicicleta sin ruedines. Mi padre me animó y me dijo:
-¿Qué tal si los quitamos? Es buen día para aprender.
Al  principio, el miedo podía con mi entusiasmo y me eché atrás. Mi padre dijo que me entendía, pero que si él empezaba agarrando mi bici por detrás no me caería.
Y así lo hicimos. Después de unos segundos pedaleando, mi padre vio que tenía suficiente fuerza. Entonces me soltó. Yo no me enteré hasta que miré atrás para conprobar como iba mi padre. Entonces lo vi: estaba a unos metros de distancia. Iba a empezar a gritar cuando el viento me empezó a golpear suavemente en la cara. La brisa cálida estaba moviéndome el pelo alegremente. De repente:¡pas!.
Un árbol en el camino me impidió continuar disfrutando del trayecto. En el suelo, sólo me pude fijar en mi padre que venía corriendo hacia mí. En ese momento no pude ver nada más. Cuándo mi padre se acercó me dijo:
-¿Estás bien Sara?
Entonces yo respondí:
-Sí, sólo es una caída, ¿por qué iba a estar mal?
Esta es mi caída: choqué contra un árbol
-Mírate la rodilla.
-¡Huy! Ahora que lo pienso, sí que me duele. 
-Bueno, será mejor que vayas con los ruedines- dijo mi padre.
-¡No! Yo quiero intentarlo hasta que me salga.
-Bueno, vale- dijo mi padre con voz preocupada.
Me levanté, me subí en la bici y le eché ganas.
Mi padre orgulloso de mi entusiasmo fue a llamar a mi madre.
Mis padres estaban ahí, contemplando el momento. Y yo, montada en mi bicicleta, preparada para lanzarme de nuevo. Apreté fuerte las manos y di el paso. Estaba esquivando todo lo que tenía en medio del camino. Mis padres mordiéndose las uñas de los nervios. De repente, ya había dado la vuelta y mis padres asombrados al verme delante de ellos. Se pusieron a darme besos y besos. Mi padre me dijo:
-Estoy muy orgulloso de que lo hayas querido intentar tú sola, sin que yo te haya obligado después de la caída. ¡Ya eres muy mayor!
Ambos nos pusimos en marcha. Yo feliz porque por fin iba con una bici de mayores. 

Con mi  bici          Pablo Fernández

Cuando tenía unos tres años me regalaron una bici roja con las llantas blancas. Aprendí más rápido de lo que un guepardo puede correr, con la ayuda de mi padre que en las cuestas me decía: 

-¡¡¡Frena, Pablo, frena!!!

A mí me gustaba tanto andar en mi bici que el freno no existía. Antes, al igual que ahora, soy el que más rápido va de mis amigos.

Con unos cinco años salía con mi padre a sacar de paseo a Yago, mi perro. Y yo, en vez de ir a pie, sacaba mi superbici y, ale, a toda pastilla.

En el Cerro de las Contiendas con mi bici
Después, con unos siete-ocho años, se me antojaron hacer "caballitos". En esta loca experiencia, sí me caí alguna vez, pero me levantaba como si nada me hubiese  pasado.

En estos tiempos subo al Cerro de las Contiendas con mi BMX  Avico, que es negra como el carbón.


EN MI PUEBLO, EXPERIENCIA CON LA BICI :) 
Rubén de la Cal
La primera vez que en mi pueblo me dejaron salir solo con la bicicleta fui a buscar a unos amigos. Son los mejores amigos que tengo allí. Me dijeron que si quería ir a las eras, el sitio donde tenemos nuestro montón de palos que llamamos cabaña. Lo mejor es que tiene techo.
Cuando llegamos a la cabaña, yo intenté derrapar pero el suelo era de tierra y me di un golpe con la cabaña o montón de palos. Me di tan fuerte que al día siguiente me salió un moratón en la rodilla.
Pero aún así, al día siguiente seguí saliendo con mis amigos y mi bicicleta: una Conor 560 XC. Íbamos al poli que está casi a las afueras, rodeado de unos árboles. Esta vez íbamos más chicos que a las eras. Todos íbamos en bici y saludábamos a los coches que pasaban por la carretera. Pero como iban tan deprisa casi no nos daba tiempo a soltar la mano del manillar de nuestras bicicletas.
Uno de nosotros no sabía andar sin manos y se cayó nada más llegar a la puerta del poli . Se tuvo que dar media vuelta e irse con las mismas, pero con una herida en el codo y otra en la pierna.
Cuando acabamos de jugar al fútbol, cogimos las bicis y vimos a lo lejos al que se había caído que venía a jugar de nuevo. Traía su bici y una tirita en el brazo. Cogimos velocidad para que no le diera tiempo a llegar. Cuando le alcanzamos, frenamos todos con la rueda de atrás y dejamos unas veinte marcas de rueda de bici. Cuando llegué a casa todavía me seguí riendo por la mala suerte que tuvo el que se cayó.



Mi primera bici     Francisco  Vázquez


Empecé a montar en bicicleta a los 3 años. Mi primera bicicleta era de mi hermano y me pusieron patines.

En el parque al lado de mi casa daba mis primeras vueltas , hasta que me quitaron los patines. Mi padre al principio me sujetaba pero, después de una cuantas vueltas, empecé a ir yo solo. De vez en cuando me caía pero cada vez menos.

Y ahora siempre que puedo bajo al parque a dar vueltas o en mi pueblo salgo al campo a visitar algunas fuentes. Siempre en bicicleta.



Mi PRIMERA BICICLETA       VICTORIA PASCUAL

Mi primera bicicleta era muy bonita. Al principio andaba con dos ruedas de apoyo, pero enseguida me las quitaron y descubrí lo rápido que se puede andar en bicicleta. La sensación fue increíble y hasta ahora es de las cosas que más me gustan.

 Mi vida con la bicicleta     Irene Sánchez                              
Aprendí a montar en bici a los tres años (casi cuatro). Me enseñaron a montar mis primos.
Esta era mi primera bici
Mi primera bici era de mi primo mayor. Era de color rosa y amarillo. Aprendí directamente sin ruedines y solía parar contra la pared o contra los bordillos. A pesar de los golpes fue la bici que más me duró porque todavía la tengo. Mis compañeros me regalaron la última bici hace cuatro años en mi cumpleaños. Hace dos meses que se me rompió. Ahora estoy esperando a que mi padre me la arregle.
Todos los veranos con mis amigos del pueblo me voy a una pista de motocross que hay cerca de mi casa. Alí nos lo pasamos genial subiendo y bajando todas las rampas y haciendo pequeñitos saltos. ¡Claro, así quedan las bicis luego!
Y también en verano nos gusta mucho subir a la piscina y como está un poco alejada del centro del pueblo (que es donde vivo yo) solemos subir en bicicleta.



Mi primera bicicleta   Alejandro Saldarriaga
La primera vez que monté en bicicleta tenía 8 años. Lo que más recuerdo es el desaliento que me dio al ver que no tenía esas dos pequeñas ruedas que se ponen en la parte de atrás y que me mantendrían en equilibrio. Pero mi madre me convenció para tirarme cuesta abajo y sin poner los pies en los pedales para ir frenando a la vez que me ayudaban a mantener el equilibrio.
Todo salió mejor de lo que esperaba porque en el mismo día aprendí a montar en bicicleta, bueno después de unos cuantos golpes.

Desde entonces me gusta mucho subir por el Parque de las Contiendas en bicicleta porque la bajada es lo mejor.

También voy a la Playa de las Moreras porque tiene mucho espacio y no hay peligro de que pasen coches.


Mi experiencia con la bici
                                                                                          Mario Callejo
Aprendí  a montar en bici en mi pueblo, Ledesma. La verdad es que desde que tenía año y medio montaba en bici, una muy pequeña que me prestó una prima de mi madre, pero con ruedines, claro está. Después me regalaron otra un poco más grande y claro también tenía ruedines.  Así que ahora os cuento mi primera experiencia con la bici.
Mario con su bicicleta
Un día mis padres me llevaron al pueblo, sacaron mi  bici del maletero del coche y les dije a mis padres que me pusieran los ruedines. Ellos me contestaron  que no los habían llevado (que en realidad sí que los llevaron). Como no podía hacer otra cosa  decidí que en la cuesta de enfrente de mi casa la bajaba  sin dar pedales y subía la cuesta andando. Mis padres decían que tenía que dar pedales sino no podía avanzar.  Así que perdí el miedo y empecé a dar pedales.
Mis padres tenían razón: era más fácil de lo que pensaba. Por eso mis padres dicen que aprendí a montar en bici yo solo. 



Mi querida bicicleta       Daniel Gallardo

Mi bici en el pinar
     Yo  aprendí a andar en bici a los 3 años cuando estaba en el pinar. Y desde ese día me encanta ir con la bicicleta.

Con mi bici

        A los 6 años ya sabía ir con una sola mano y a los 8 años sin manos. A los 9 años salí a dar una vuelta con mis amigos, llevaba la bici, y de repente al bajar una cuesta, la rueda se resbaló y me caí al suelo.

     Y aunque casi me mato, siempre me gustó ir con la bicicleta.

CON MI BICICLETA       María José Jáñez
Cuando cumplí los 3 años, mis padres me compraron una bicicleta rosa y blanca, con muchas flores alrededor.
Al principio me parecía fácil pero luego descubrí que sus dificultades me impedían avanzar y continuar mi aprendizaje.
Aunque el miedo podía conmigo y con mi entusiasmo yo no pensaba rendirme así que les dije a mis padres:
-Papá, mamá ¿podeís explicarme cómo se consigue montar en bici?
-¡Claro!- dijo mi madre.
-Es muy fácil, solo tienes que apoyar los pies en los ruedines y luego empujar con fuerza hacia adelante, uno detrás de otro- respondió mi madre.
Poco a poco fuí realizando lo que me había dicho.
A veces me chocaba contra los árboles o me caía al suelo.
Un día, justo cuando estaba a punto de conseguirlo....¡PLASSSSS! me caí al agua de un río cercano. Salí toda empapada con la bicicleta encima. En ese momento perdí el entusiasmo de seguir montando en bici. Pero lo logré: aprendí a montar.

 MI EXPERIENCIA CON LA BICICLETA. 
Xavi Broncano

Empecé con ruedines. Casi todos los dias me iba con la bici al parque. Un día mi madre me dijo que me iba a enseñar a andar sin ruedines. Los primeros días me caía mucho, así estuve casi una semana. Luego ya empecé a caminar unos pocos metros, hasta que un día mi padre me llevó a un parque y me agarró para no caerme. Cuando me soltó, veía que me alejaba de él.
Desde ese día ya monto en bici sin ruedines.


 MI BICICLETA             Irene de Blas
Cuando tenía unos 4 años, mis padres me querían enseñar a montar en bici, pero era tan torpe que cada vez que salía a intentarlo ¡CATAPUM! me caía. Me daba contra una farola, una verja.....cualquier cosa.
Cuando aprendí a montar en bici me fui con mis padres de excursión por un pequeño bosque. El bosque era precioso, su único inconveniente para mi, demasiados arboles. Cuando llevábamos bastante recorrido todavía ¡no me había dado ni caído ninguna vez! Entonces grite a los cuatro vientos:
- ¡¡No me he dado contra na- ¡PUMBA!-da!!.
Me di justo en el momento en el que lo decía, contra un árbol.
Cuando volvíamos a casa empezó a llover. Estaba pasando del mejor día, al peor. Llegamos a casa, guardamos las bicis y entramos corriendo a casa y .... me resbale, me volví a caerpor segunda vez. 
           LO ÚNICO BUENO FUE QUE APRENDÍ A MONTAR EN BICICLETA 

MI  BICICLETA         Dani Álvarez
Mi bicicleta colgada en el trastero.
Una navidad  me regalaron una bicicleta. Era azul y amarilla. Su asiento era cómodo, tenia reflectores adelante y atrás.
No sabía montar. Pero nos fuimos al monte de mi pueblo y mis padres me ayudaron. Cuando me soltaron iba haciendo eses. A punto de caerme y de comerme el suelo.
Pero luego le cogí el truco y no me caí. 
Una semana después montamos y no me caí y ya se montar bien.  

``Un día en bicicleta´´            Diego Lavín
Un día quedé con mis primos Javi y Carla.
Decidimos ir a la Fuente el Sol. Esos paisajes con árboles son preciosos.
Con un sol increíble, hicimos zig zag entre los  arboles.
Mi prima se cayó con tantos baches, igual que otro día que fuimos por el canal.
No se pueden contar todas las experiencias que he tenido en bici, son muchísimas.

5 comentarios:

nuria dijo...

Esta entrada del blog para recordar a Miguel Delibes(gran escritor vallisoletano) está genial me han gustado mucho las experiencias relatadas de los niños, en especial la de dos de ellos(Sara Casado y Alberto Hernández)

Anónimo dijo...

Alberto nos gusta tu cuento, da un poco de asquete lo de la herida en la barbilla, pero esta "chulo".

Pablo y Clara.

nuria dijo...

Yo, tengo una duda,¿de que edad son estos chicos y chicas? Sus relatos estan muy bien presentados algunos un poco demasiado cortos pero estan de maravilla. BRAVO Que alguien si puede me conteste a la pregunta en un comentario.GRACIAS.

Marina CCC dijo...

¡Qué historias más bonitas chicos! Aunque algunos podríais haberos explayado un poquito más que yo sé que lo sabéis hacer muy bien. Seguid trabajando así de bien que seguro que llegaréis muy lejos.

Marina CCC dijo...
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