jueves, 17 de mayo de 2012

CON LA CABEZA FRÍA


Un caluroso día de verano, después de una dura mañana de trabajo, el señor Pepe fue al restaurante de la esquina de una calle del centro de la cuidad. 
De primer plato pidió una ensalada y de segundo un filete a la plancha.
Cuando terminó el primer y el segundo plato, decidió tomar algún refrescante helado de chocolate.
-Disculpe joven, ¿puede traerme tres copas de helado?- preguntó el señor Pepe muy acalorado- Hace mucho calor.
-Por supuesto, ahora se lo traigo. ¿Lo quiere de chocolate o lo prefiere de fresa y vainilla?- dudó el camarero.
-De chocolate, gracias- respondió amablemente el señor Pepe.
-De acuerdo- sonrió el camarero
Cuando el camarero llegó a su mesa, tropezó y una de las copas de helado aterrizó en la cabeza del señor Pepe.
El camarero se sorprendió mucho.
-Oh, lo siento mucho señor Pepe- se disculpaba el camarero muy preocupado.
-No se preocupe joven, al menos ya calor no tengo. Se lo agradezco mucho, pero...¡Traiga usted las otras copas!- rogó el señor Pepe desesperadamente.
-Ahora mismo le limpio su camisa- contestó el camarero angustiado.
-Oh, no se preocupe,¡así estoy muy bien!- exclamó el señor Pepe acompañado por una risa muy contagiosa.
Toda la gente del restaurante, desde los camareros hasta los clientes, miraban estupefactos y con ciertas ganas de reírse de esa situación tan extraña.
-Adelante, riansé ustedes- dijo el señor Pepe con seguridad.
En ese momento la sala se llenó de risas y aplausos dirigidos al señor Pepe.
Laura Álvarez     1º Secundaria


1 comentario:

Nieves Noguera dijo...

Hola:
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leyendoconnieves.blogspot.com

Saludos.