Un día mis padres, mi hermana y yo nos fuimos a pescar a un lago en
Córdoba. Era por la mañana, primero cogimos la caña, una red (por si
acaso) y preparamos el anzuelo. Después cogí la caña y la tiré con
fuerza. Pero me resvalé y me caí al agua. ¡Estaba helada! salí corriendo y
le pedí a mi madre una toalla. Cuando ya me había secado nos montamos
en el coche y nos fuimos de camino a casa.
Parecía que el viaje no se acababa nunca y casi cuando ya habíamos
llegado ¡ plaf! oímos un ruido, nos bajamos del coche y... ¡ una rueda
se había pinchado!
Por último llamamos a una grúa para que se llevara el coche y a un taxi
para que nos llevara a casa. Fue un viaje muy emocionante y divertido. ¡Ah,
y peces ni uno!
María José
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