-¿Nada?- se dijo para sí misma.
-¿Dónde vas?
-¿Puedo ir contigo? porfa.
-Debemos bucear para llegar a nuestro objetivo.
Víctor Merayo
Había una vez en el país mágico del planeta Platota una ciudad llamada Plot. Allí vivían los más famosos guerreros, desde los que aparecen en las leyendas hasta los que no salían en ningún libro. Ese era un país de relajación de los soldados cansados de las peleas y luchas para conquistar ese país. En aquel lugar, los soldados, o dormían o jugaban. Por ejemplo, los Jedi jugaban a que no caiga el balón. Era un juego que se hacía en un campo un poco más grande que el de fútbol sala. Se juega con la fuerza Jedi: lanzas el balón al otro lado del campo y la otra persona la devuelve igualmente. También hay otros juegos que no voy a contar porque me llevaría todo el día hacerlo.
En Plot no gobernaba nadie, las personas eran libres. Todos compartían todo, hasta su comida. Era una ciudad como el cielo: sin hacer nada, aparecía cualquier cosa. ¡Era la casa de los sueños de cualquier persona!
Los guerreros de la última batalla, sus enemigos, también eran buenos soldados, pero malos comparados con nuestros amigos. La batalla fue muy dura, llevó muchos años terminarla y ganarla. Los que perdieron, ese sitio lo usaban para crear criaturas horribles para que lucharan, porque como ya os dije antes, ahí se creaba cualquier cosa sin hacer nada. Por eso la guerra duró tanto, cuando matabas a uno salía otro. Entonces, los soldados, que eran muy listos, llamaron a los soldados enanos para que se introdujeran entre los soldados enemigos y así acceder al centro de control de creación. Porque no creáis que salía por arte de magia, no. Esto también tenía un límite y si bajabas el nivel de producción salían menos soldados. Esto fue lo que hicieron los enanos: la apagaron y no salían más soldados. Y así fue como ganaron.
Y no creáis que la historia acaba aquí, no. Todo lo contrario continúa más. Mientras nuestros amigos estaban tan tranquilos creyendo que habían matado a todos, en algún lugar lejano alguien se levantaba: Fachosa, el jefe del ejército enemigo. El era un humano, pero muy, pero que muy malvado. Con él se levantaron más soldados de su ejército. Cuando miraron a su alrededor, vieron que estaban: ¡En la Tierra! Entonces, él y su ejército buscaron una tienda. Y encontraron una que ponía: PISTOLAS. Pero se olvidaron de leer que abajo ponía: de agua. Compraron una pistola para cada soldado y también unos globos de agua. Cogieron una nave espacial y partieron camino hacia el aeropuerto de Plot.
Cuando desembarcaron en el aeropuerto, cargaron las armas con agua. Como los soldados retirados sabían que eran pistolas de agua, cogieron las que usaban para jugar. Y empezó la guerra con un globo de agua de los enemigos. Siguieron así, partiéndose de risa. Hicieron las paces y todos compartieron ese reino y jugaron con los demás. Se divirtieron muchísimo y gritaron a coro:
-"Protegeremos a este reino con nuestra vida y no nos pegaremos"
"FIN"
Julio Díez
Érase una vez, dos amigas llamadas Juana y Luisa. Que por mucha casualidad se conocieron en unas rebajas y por esas mismas rebajas se enfadaron y discutieron, tanto que decidieron no volverse a ver.
Las dos estaban embarazadas, de un tiempo parecido, Juana iba a tener una niña que se llamaría Ana. Luisa iba a tener una niña que se iba a llamar Elma.
AL PASO DE 10 AÑOS…….
¡A Juana se le había ocurrido una idea espléndida! El 1 de junio sería el cumpleaños de Ana y había pensado que, el regalo de su cumpleaños podría ser ir a su primer campamento de verano.
MIENTRAS QUE CON LUISA Y ELMA……
Elma iba todos los veranos al campamento. A veces en el campamento estaban las amigas del colegio, vecinas y, a veces, incluso había amigas de las vacaciones de cuando iba con sus padres.
Pero lo que no sabía es que esta vez conocería a alguien que ya conocía incluso antes de nacer. ¡Sí lo habéis adivinado! Es a Ana a quien va a conocer en el campamento.
Y os preguntaréis que ¡cuánta casualidad! Que justamente de pequeñas las separaron y ahora de mayores las han vuelto a juntar. Creo que están destinadas a ser amigas o también que de esta otra manera está muy bien dicho. Que serán A.P.S, que significa amigas para siempre. ¡Y encima se conocen a los 10 años!
¿Cuándo es el campamento y cuánto tiempo dura? Son unas de las pregutas que ahora os estaréis preguntando.
El campamento es el 4 de Junio. Y son dos semanas y tres días, o tambien 17 días.
EL GRAN DÍA DEL CAMPAMENTO
Ana, con razón, estaba muy nerviosa. En cambio, Elma ya estaba acostumbrada. Al llegar al campamento, se instalaron, leyeron las normas de convivencia.
Después de todo esto, estuvieron jugando y conociendo nuevas amigas. Pero lo único que no hicieron fue conocerse entre ellas. Sí, conocieron a otras niñas, pero entre ellas no.
AL DÉCIMO DÍA DE ESTAR ALLÍ EN EL CAMPAMENTO
Al décimo día de estar allí en el campamento, juntaron a todos los niños y niñas para jugar a LA BÚSQUEDA DEL TESORO, que consiste en lo siguiente: se forman dos grupos, y a cada grupo se le da una lista de objetos que hay que buscar. El primer equipo que encuentre todos los objetos de la lista es el grupo ganador.
Nuestro grupo estaba formado por: Elena, Juan, Lucas, que es nuestro monitor, y yo Elma.
Y el otro grupo estaba formado por: Ana, Lucas, Oliver y por su monitora que era Aída.
- ¿Empezamos? ¡Preparados,… listos,… ya!-Fueron las palabras del árbitro.
Y los monitores decían gritando:
-¡Vamos! Que vais a ganar.¡Vosotros podéis!
De repente Ana y yo, vimos a la vez un resplandor.
¿A que no sabéis qué era ese resplandor?
Pues,… era,…. ¡un collar!
Ana y yo fuimos hacia el resplandor nada más verlo
Lo cogimos y vimos las manos de la una a la otra. Después, nos dijimos:
¡Hola!
Luego, Ana me preguntó:
-¿Cómo te llamas?
Y yo la contesté:
-Yo me llamo Elma, ¿y tú?
Y ella me respondió:
-Me llamo Ana.
Así nos conocimos y decidimos ser A.P.S. Que como ya os he dicho antes, pero aun así os lo voy a volver a repetir: amigas para siempre.
¿Os preguntáis, quién ganó en la competición en la búsqueda del tesoro?
Pues no os lo vais a creer ¡empatamos! Y todos ganamos el premio que era el postre de la comida. ¡Una tarrina de helado del sabor que quisiéramos!
Y, como ya os he dicho, gracias a ese collar Ana y yo nos conocimos. Y no nos hemos vuelto a separar. Y nunca jamás nos quitaremos el collar porque nos recuerda el día que nos conocimos.
Fin