Según dice mi abuelo… Un día cuando paseaba con mi caballo, que ya tiene ¡35 años!, había una rampa ¡enorme!, con muchísima cebada. Mi caballo se resbaló y yo empecé a gritar:
- ¿Qué ha pasado?... ¡Socorro!
Mi abuelo me preguntó:
-¿Estás bien?
Y yo le dije:
-Sí, solo me he caído en un charco inmenso.
Me levanté y estaba empapada hasta los calcetines; el pelo me chorreaba a cántaros; se podía beber agua de los pantalones de la cantidad que tenían, y los zapatos... no se podía andar con ellos porque estaban más llenos de agua que el océano.
Carla Sandoval 4º
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