En
el valle hay un lago en el que navegan barcos y veleros. A la derecha
del lago están unos niños jugando a la pelota. La pelota es azul cielo,
como el agua del lago. Cerca de ellos están los padres en las mesas
comiéndose unos bocadillos. Más arriba, podemos ver un bosque denso
y espeso como la selva del Amazonas. A la izquierda, nos encontramos un
prado con tres árboles y unas vacas libres sin amo ni propietario. Yo, a
veces me quedo hasta una hora mirándolas como pastan. En unas montañas,
más alejadas, se ven pequeños bosques y por todo el campo hay flores y
hierba tan fresca y verde como un zumo de kiwi recién exprimido.
El agua del lago es azul y cristalina, tanto, que se puede ver el
fondo. En la cima de la montaña más alta de todas, se encuentra un
castillo muy grande en el que vive un rey muy amable, pero solitario.
Cuando vamos al valle, le llamamos para que baje a pasar la tarde con
nosotros. ¡Me encanta ir a ese valle!
Alberto Hernández
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