domingo, 4 de marzo de 2012

EL MOTIVO DE LA AMISTAD

Érase una vez un niño muy malo llamado Marcos. No creía en Dios, ni si quiera creía en la amistad o en la solidaridad. Una mañana en el colegio, un niño se cayó delante de Marcos. Eran los únicos que estaban en el pasillo en ese momento. Javier, como se llamaba el niño, pidió ayuda a Marcos pero este no le ayudó y le dejo tirado en el suelo. Un día, Marcos salió de paseo con su perro que se llamaba Chuchín. De repente, pasó un gato y Chuchín salió corriendo tras el arrastrando a Marcos por las aceras de la ciudad. Pasaban muchas personas mayores y niños, todos detrás de Marcos queriendo ayudarle, pero no podían. Por casualidad, Javier pasaba por allí y vio a Chuchín arrastrando a Marcos. Entonces fue corriendo a ayudarle. Agarró a Chuchín para que no se escapara y acompañó a Marcos a su casa. Marcos pensaba mucho en por qué le había ayudado cuando él se había portado muy mal.
Al día siguiente, se lo preguntó y Javier le contestó:
-Porque aunque a ti no te traten bien, no es motivo para tratar tú mal a los demás. Además, yo de mayor quiero ser misionero.
-¿Qué es eso de misionero?- dijo Marcos
-Pues son personas que van por todo el mundo ayudando a las personas que necesitan su ayuda.
-¡Genial¡ Yo también quiero ser misionero para poder ayudar a las personas. Lo siento, Javier, no sabía el verdadero motivo de la amistad hasta ahora- dijo Marcos.
-¡AYYYYY¡ Se oyó desde el patio de recreo.
Era un niño pequeño que se había caído de una rama de un árbol jugando al escondite.
Marcos fue corriendo y lo ayudó rápidamente.
-Me siento genial por haber ayudado a alguien que me necesitaba- dijo Marcos sonriente.
Sara Casado

2 comentarios:

nuria dijo...

Está bastante bien, me ha impresionado mucho este fascinante relato teórico por lo de la motivación de la amistad.

maria jose dijo...

ES MUY CHULO. ME GUSTA