Érase una vez una niña, llamada María, que estaba en la playa jugando con su pelota hinchable en el agua. De pronto se le apareció un pececito dorado, y María dijo:
-Qué pececito más mono, voy a seguirlo con mis gafas de buceo.
-Qué pececito más mono, voy a seguirlo con mis gafas de buceo.
Y así lo hizo. El pez llevó a María hasta muchos tesoros, María se sorprendió y dijo:
-Necesitaré algo para abrirlos. ¡Qué pena! Si este pececillo me pudiera ayudar….
-Necesitaré algo para abrirlos. ¡Qué pena! Si este pececillo me pudiera ayudar….
De repente el pececillo desapareció entre las claras aguas.
-¡Espera Dorado!-pues ese era el nombre del pez.
Después de un rato el pececito volvió con una llave en la boca.
-¿Qué es eso que llevas en la boca Dorado?
Dorado contesto:
-Glub, glub*.
-Glub, glub*.
María con la ayuda del pez pudo abrir los tesoros.
Pero había un grave defecto...
-¿Cómo transportaré todos estos tesoros hasta la orilla?
El pez llamó a sus amigos: Sardineta, Salmonete, Escamoso y a Espinillo, que ayudaron a María a llevar los tesoros hasta la orilla.
Pero…
-¡Cuidado viene una gaviota!- dijo Espinillo.
Entonces María agarró a la gaviota por una pata y la golpeó con sus gafas de buceo y les dejo en paz.
Después se despidieron.
-¡¡Adiós chicos!! ¡Nos vemos el verano que viene!
Y se volvieron a ver el verano siguiente. Se adentraron en el mar y…. ¡a embarcarse en más aventuras!
FIN
* Una llave.
Laura Hernando Gómez 4º B
No hay comentarios:
Publicar un comentario