miércoles, 14 de marzo de 2012

HISTORIA DE SOLIDARIDAD



     En una aldea perdida de África, vivía un niño con su familia. Esta aldea era desconocida para los habitantes de otros pueblos y aldeas de los alrededores, donde   había misioneros españoles y de otros países ayudando a sus habitantes a cultivar la tierra, cuidar animales y cavar pozos de agua, para poder vivir decentemente sin pasar hambre y sed. También enseñaban a los habitantes de estas aldeas a leer y escribir y la religión cristiana.
      Pues bien el niño de la  aldea perdida, escondido entre la maleza de la selva, observaba que desde que llegaron  esos señores de piel blanca y con túnicas, sus vecinos tenían más comida, más animales, agua limpia para beber y regar cultivos. Además veía a gente enferma y poco después estaban curados; y una cabaña más alta y grande que las demás con una cruz en el tejado. Estaba claro que vivían mucho mejor que ellos. Ellos sólo se alimentaban de caza y a veces pasaban hambre.

    Un día la familia del niño y parte de la aldea enfermaron y el niño tenía que cuidar a su familia, pero él sólo no sabía todavía cazar, ni qué hacer con los enfermos, necesitaba ayuda inmediatamente.
Después de pensar mucho, se decidió a buscar a aquellos señores con túnicas que curaban a la gente y podían salvar su aldea

Los misioneros le recibieron muy bien y fueron inmediatamente a ayudarles, llevando medicinas  y  alimentos. A los pocos días todos se habían curado y comenzaron a aprender a cuidar animales, cultivar la tierra, cavar pozos etc.. También construyeron escuelas para aprender a leer y escribir y una gran iglesia para dar las gracias a aquellos misioneros.

La solidaridad de los misioneros hizo que una aldea perdida y atrasada prosperara y se relacionara con los demás pueblos gracias a la labor evangelizadora.
 Francisco Vázquez

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