lunes, 14 de diciembre de 2009
SOFÍA Y SU DRAGÓN
Érase una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pueblo bastante grande en un chalet muy, pero que muy grande, con piscina incluida. A Sofía la encantaba pintar.
Un día fue al desván y encontró un lápiz rosa muy brillante. Y pinto un dragón.
Siguió buscando por el desván y encontró pinturas de colores brillantes. Al día siguiente el dragón cobró vida y escribió una nota a Sofía diciendo:
“Gracias por crearme, te espero en tu piscina el sábado a las 12:00 de la mañana para que me pongas nombre.
Firmado dragón sin nombre”.
Al levantarse el viernes vio la nota enseguida. Al principio se asustó y fue en pijama a la piscina a ver si estaba. Pero no estaba, así que decidió ir en el momento adecuado.
El sábado a las 12:00 se encontró con el dragón en la piscina. Éste le explicó que el lápiz y las pinturas del desván eran mágicos. Sofía le puso por nombre Agua Brillante, ya que le encantaba el agua. Convencieron a los padres de Sofía para que Agua Brillante fuera la mascota familiar y la mascota colaboradora.
El dragón Agua Brillante y Sofía vivieron felices y a mi me dieron con un plato en las narices.
Lara Azpeleta
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
muy pero que muy gracioso lo del final.
Me ha gustado mucho la historia.
Es muy original.
Je je je Lara tienes mucha imaginación y lo de el plato en las narices esta muy gracioso.
Sige asi
Laura Álvarez de tu clase.
Si es muy original y lo de el final del plato en las narices tambien esta muy bien.
Si es muy original y lo de el final del plato en las narices tambien esta muy bien.
Si es muy original y lo de el final del plato en las narices tambien esta muy bien.
Publicar un comentario