Érase una vez una niña que se llamaba Nayara. Un día en su noveno cumpleaños le regalaron un perro al que llamó Toy.
Nayara quería a Toy muchísimo y para que el perro estuviera a gusto siempre hacia esto: le sacaba a pasear tres veces al día, le compraba camas que estuvieran blandas y le daba buen pienso.
Un día en el que la niña paseaba al perro, Toy se alejo mucho hasta que la niña no pudo verlo. Nayara se puso muy nerviosa y a la vez preocupada así que comenzó a buscarlo. Pasó una hora, dos horas e incluso tres horas. Toy no aparecía. La pobre se fue llorando a casa desconsolada.
Nayara se encerró en su cuarto. Y allí se paso días y días. Mientras, sus padres pensaban qué podían hacer. No se les ocurrió nada, ya lo habían intentado todo. Pero mientras estaban pensando, se oyó un extraño ruido en la puerta. Cuál sería su sorpresa que cuando la abrieron Toy estaba esperando. Avisaron a la niña que feliz se reunió con él.
Ángela Sandonís 4ºB
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