Un día
un niño que vivía en las nubes se encontró un dragón y se quedó con él. Cuando
se hizo mayor quiso salir de la ciudad, pero su madre no le dejó. Cuando murió
su madre pudo salir y se llevó a su dragón con él.
Encontró
un pico altísimo que se llamaba Everest, intentó descender y lo consiguió pero
le llevó bastante tiempo. Cuando llegó al final de la montaña se encontró una
gran ciudad. Toda la gente de la ciudad le miraba muy extrañada. Hizo amigos y
se lo pasaban muy bien.
Tonu no
tenía casa, pero sus amigos eran muy majos y le dejaban quedarse en sus casas.
Cada día probaba comidas riquísimas, pero la que más le gustaba eran las
croquetas.
Un día
decidió subir al Everest para volver a su casa. Era muy difícil pero uno de los
amigos era alpinista y le ayudó. Estuvieron días escalando la montaña. Cuando
llegaron a la cima le vieron sus vecinos, sus amigos y sus hermanos. Todos le
preguntaron dónde había estado
Su
amigo alpinista se quedó unos días y se lo pasaron muy bien. Un día el
alpinista se fue, pero todos los jueves le llevaba una ración de croquetas.
Y
colorín, colorado, este cuento se ha acabado, y de las croquetas ha disfrutado.
Héctor Fernández 4ºA
No hay comentarios:
Publicar un comentario