Un
perrito y un gatito compartían casa con sus amos. Salían al jardín a
buscar caracoles para jugar con ellos como si fueran pelotas de tenis.
Llamaron a sus amigos y formaron equipos, pero justo cuando iban a
comenzar, los caracoles se negaron a ser utilizados como pelotas y todos
los presentes comenzaron a buscar pelotas de tenis para el campeonato.
Primero, uno trajo una piedra, pero vieron que no rodaba. Otro siguió
llevando una naranja, y resultaba que no botaba. Un cuarto acudió con
una rana, que sin duda botaba, pero ni mucho menos era redonda. Otro
siguió con un balón de fútbol, pero era tan grande para una raqueta tan
pequeña. Luego llevaron otra pelotita, pero de color negro como el
carbón, así que durante el partido no se vería.
Hasta que finalmente encontraron una pelota de tenis. Obviamente era redonda, botaba, verde y llamativa y al fin pudo comenzar el torneo.
Al final nadie consiguió ganar el torneo porque la lluvia les interrumpió.
Pero no les importó porque todos se quedaron dormidos como troncos alrededor del fuego hasta que dejó de llover.
Mario Callejo
P.D. El autor de esta historia ha cometido un error. ¿Quién sabe cuál es? Escribe un comentario para corregirlo. En unos días los publicaré. ¿Sabrías guardar el secreto hasta que lo adivimen todos?