Un día, Laura, que iba paseando por el parque, se tropezó con algo. Cuando miró con qué, dijo: -Parece una especie de duende de juguete. Laura se dio cuenta de que estaba roto, le faltaba el gorro. Laura se lo llevó a su casa y lo arregló. Laura dijo: -Te quedarás en mi casa para siempre. Y así hizo. Todas las noches dormía con él para bendecirlo.
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